¡Cómo vamos tejiendo en plata, sin presentirlo
quizás, los eslabones de la cadena que nos ancla al extravío, en aguas
supuradas de codicia, rutina y servilismo; creyendo, a su vez y de la manera
más ingenua posible, dotarnos de un perenne momento confortable, mientras
nuestros sueños, etéreos, aerostáticos y volátiles, se van perdiendo en la nada
de un vasto (y basto) universo, dejando una costra lagrimal en nuestra impura y
gangrenada alma, para asentarse en el olvido del subconsciente!
(SAMU, 18 de agosto de
2015)
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