Contra la ventanilla,
tieso y acurrucado,
escurriendo nostalgias
que rondan la bohardilla.
La mente errática,
en penumbras del ocaso,
con perdida esencia.
Avistando las veredas
plagadas con sus luces
de tenue incandescencia,
ahora impregnadas
de cruel melancolía
y adormilante hiel.
Mientras el peso gélido
del inerte pasado
aún oprime las entrañas,
acopiándose frugal
en cristalinas lágrimas.
29/08/2014
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