Estoy mejor que nunca. Como no hacerlo, si por fin me encuentro nuevamente; como no hacerlo si por fin dejo que me encuentren; como no hacerlo si ahora vuelvo a comprender que en la crueldad de la vida es donde se esconden los mejores tesoros de uno mismo; como no hacerlo si tengo la constancia de que hay algo al otro lado del sol; como no hacerlo si ahora tengo la oportunidad de coquetear con las tensiones del prójimo, que generan mi rebeldía; como no hacerlo si lo racional es placebo y lo irreal no deja de ser fútil.

lunes, 20 de enero de 2014

SUEÑOS DE AULA

El título puede quedar algo corto, toda vez que el contenido pretende abarcar aquellas esperanzas que, si bien surgieron en muchos casos durante una temporada estudiantil, se afianzaron inmediatamente después de dejar atrás los salones de clases, en aquella etapa obligatoria de baños de realidad que termina desprestigiando, difamando incluso, lo aprendido a través de doctos teóricos. De igual manera la pretensión puede, y probablemente lo hará con mucha diferencia, quedar huérfana ante la inmensa información que pudiera abarcar, quedando trunca entre desvelos depurados de quienes realmente fueron más allá de la angurriosa ilusión de enriquecerse a costa del título de licenciatura.

En efecto, lo que ordinariamente se pretende al escoger determinada carrera universitaria, es dotarse de las capacidades mínimas para modificar el entorno. Incluso los más utópicos llegan a creer que reinventarán las constelaciones y el girar de las órbitas tornara inverso, logrando que gire alrededor de nuestras máximas el universo entero. Pero ésta avalancha puede sobrarle al actual costal de harina. Al caso, lo que le compete son aquellos planes medianamente realizables en el tiempo. Cálculo circunstancial que pudiera basarse en reivindicaciones positivas que alimentaron la esperanza, toda vez que las coyunturas atravesadas brindaron de ciertas luces que hicieron creíble la asimilación de algunos retos a futuro.

Entrando en materia, considero prioritario enfatizar en la utopística de democratización, la cual se basó en la época de nuestros padres en una abolición de las dictaduras autoritarias, llevándonos a los sucesores a pretender su perfeccionamiento dentro de sistemas más participativos. Personalmente considero que ahí radica una de las mayores sesiones anarquistas de nuestra historia contemporánea, pues perdimos el monopolio de las ideas municipalistas y de participacionismo derivado de la democracia directa, (claro ejemplo de esto es la vilipendiada y ultrajada participación popular y otras grandes reivindicaciones entonadas bajo el coro de “tierra y libertad” ora “sin dios ni amo”) para que el clamor popular ejerciera plenamente su voz.

En efecto, lo que a principios del milenio vivimos como propugna constante de un nuevo poder constituyente, era básicamente el requerimiento, la exigencia de mayor inclusión, no así una tergiversada pugna separatista que acentuara las diferencias y marcara profundos pozos de discriminación. De la misma manera que se quiso incrementar las cuotas individuales de administración de nuestro propio entorno, lo cual devino contrariamente en un chovinismo ultracentralista que está arrasando con las raíces de la cosa pública.

Arrastrados sueños de viejas utopías, que antaño sonaban con banda triunfal y al pasar los tiempos anquilosaron en decepciones, degeneraron en el poder absoluto de caudillos, engendraron nuevamente las agonizantes corruptelas, revivieron los orfismos de la ética plural y convenenciera de lo público.

Sueños, sueños de aula, sueños con serpientes de mar, transparentes, que se devoran a leviatán para luego engullirse a sí mismas… irónicos sueños que acarrean la paradoja de la resignación, pues en definitiva lo frustrante de cada sueño es que siempre despertarás antes de culminarlo y sin saber siquiera qué te hizo sudar tanto.

¡Despertares con olor a látigo, camuflados sínicamente bajo la prebenda y el arte del fraude!


Ahora queda secarse las lágrimas y el sudor, poner nuevamente empeño desenmascarando vulpejas y, luego de un buen chocolate caliente, volver a soñar mientras aún esté permitido.

20/01/2014




miércoles, 8 de enero de 2014

SEXOFONISTA

Desvanecida cual aurora
te apareciste como espectro,
dejando luego en el viento
rastro de notas con tu aroma

Esperanza perdida
con rutina agriada
claman por ti mis ansias
de liarte entre dedos.

Aquel pesar de tu ausencia
clavándome gotas de delirio,
resonándome hoy mi memoria
que aún te extasío en mi alma

Un futuro inhóspito
parido del pasado
almacenando la ira
del presente continuo

Te llevas mi halo de sonrisa
cuando llora aún melancolía
de llovizna que acarrea tu ser
desvanecida cual azul bruma.


(07/01/2014)